La estafa maestra, ese gran fraude que se conoció en México en el 2017, a partir de una investigación periodística en conjunto con la organización de mexicanos contra la corrupción y la impunidad, sirvió, al hoy presidente de la República, como su bandera de denuncia contra la corrupción durante casi tres años.
Se dice que fueron más de 7 mil 500 millones de pesos desviados del erario a través de un sistema fraudulento que incluía la firma de convenios entre diferentes dependencias gubernamentales y diversas universidades del país, apoyados con empresas fantasmas para burlar la ley de adquisiciones y obtener beneficios multimillonarios para sujetos y objetos distintos.
La estafa maestra fue la representación de la máxima corrupción en nuestro país, pero, a más de 5 años de conocida la estafa, salvo la reclusión en prisión de Rosario Robles, que en su tiempo fue titular de la SEDESOL, hasta ahora, parece no haber responsables directos que estén pagando por ese fraude, ni en prisión, ni enfrentando procesos judiciales en sus casas.
Pues si la estafa maestra por más de 7,500 millones de pesos durante el gobierno priísta de Enrique Peña Nieto fue y sigue siendo un escándalo, ahora, en el gobierno morenista de López Obrador, hemos conocido el fraude monumental de SEGALMEX, esa empresa paraestatal que vino a suplir a DICONSA y LICONSA en la adquisición de productos para su distribución nacional a diferentes sectores de la sociedad o para comercializar los mismos.
Se conoce que el fraude de SEGALMEX de López Obrador, hasta hoy, asciende a casi 18 mil millones de pesos, más del doble de lo conocido en la estafa maestra de Peña Nieto y como en la anterior, no se han fincado responsabilidades.
Es más, al ex titular de la dependencia, Ignacio Ovalle, el presidente lo ha defendido diciendo que es una persona honesta que fue engañada por los priístas corruptos que había llevado a trabajar con él y lo engañaron.
Alguien le debe decir al presidente que a ese que defiende y protege ahora en una dependencia de gobernación, Nacho Ovalle, fue priísta y director de CONASUPO en los tiempos que él llama del neoliberalismo, del priato pues.
Así que, de CONASUPO a SEGALMEX, se conoce del gran fraude, esperemos que se investigue y se castigue a los culpables, porque en este gobierno no solo parece, se protege a los corruptos y no se busca luchar contra la corrupción ni la impunidad.
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El caso de SEGALMEX es sólo un botón de muestra, porque una administración que decidió romper todos los controles para los contratos gubernamentales y que la gran mayoría de sus operaciones son por asignación directa, por supuesto que anuncia desfalcos, robos y fraudes que se irán descubriendo poco a poco.
En este gobierno se miente, se traiciona, se roba y se protege a los corruptos.