Mucho se ha hablado y escrito durante los últimos días sobre el contenido, alcances y afectaciones de la iniciativa de reforma constitucional que presentó el presidente de la república en materia eléctrica.
Se sabe que, de aprobarse esa reforma, se tendrían consecuencias regresivas muy importantes y afectaría los avances que la reforma energética del 2013 había permitido.
Se ha mencionado que se pondría en riesgo la competitividad del país; que la llegada de las inversiones se vería seriamente disminuida porque se inhibe la libertad de invertir en energías limpias; que la generación de empleos necesariamente vendría a la baja; que la afectación al medio ambiente sería realmente grave si se regresa al esquema de la quema de carbón, combustóleo, diésel y gas natural, en un momento en el que el mundo necesita hacer todo lo posible para la regeneración del medio ambiente, además del incumplimiento a los tratados internacionales firmados por nuestro país en materia ambiental; que se atenta contra los órganos reguladores que se crearon en el pasado como la CRE (Comisión reguladora de energía) y la CNH (Comisión Nacional de Hidrocarburos); y finalmente, que es muy seguro que la judicialización de los temas será una constante realidad.
Repito una expresión muy clara del primer secretario de Hacienda de este sexenio, Carlos Urzúa sobre la reforma: “si fuera aprobada, pasaría a la historia como el mayor despropósito económico cometido durante el sexenio”.
Una vez expuesto el contenido y los alcances que podría traer la reforma a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución General de la República, y afirmando que sería un retroceso de más de 30 años en el sector eléctrico, vayamos a las intenciones que yo creo fueron los soportes para la presentación de dicha contra reforma.
Sostengo que son tres los motivos de la presentación de la contra reforma:
1) Lo ideológico: Desde la exposición de motivos se muestra claramente la descalificación a lo avanzado durante tantos años, con expresiones como: “los verdaderos objetivos de la reforma del 2013 fueron el despojo, la desaparición de las empresas energéticas del estado y el otorgamiento de beneficios ilimitados al sector privado”.
2) La necesaria polarización: He sostenido durante más de tres años que el presidente necesita de la polarización de la sociedad para sacar adelante sus proyectos. Es decir, necesita un elemento distractor sobre lo fácil de comprender, para avanzar en lo inentendible para la mayoría de los mexicanos. Es más fácil afirmar desde el poder que se benefició a los ricos dándoles la posibilidad de generar energía eléctrica que garantizarles tarifas más bajas.
3) La prueba al PRI: Sin duda alguna, se pondrá a prueba al PRI en esta votación, dado que el gobierno sólo necesita 56 votos de los 71 legisladores que tiene. Ya se ha hablado de la poca contundencia en las expresiones de sus diputados al afirmar que van a analizar la propuesta, contrario a las expresiones contundentes de los demás legisladores de la oposición que nos hemos manifestado abiertamente en contra.
Es cierto, la alianza legislativa está puesta a prueba por el presidente al presentar esta contra reforma, que, de llegar a quebrarse, se estaría en el escenario de las consecuencias y afectaciones expuestas al principio.
Esperemos que los legisladores cumplan lo que les ofrecieron a los ciudadanos al formar la alianza electoral Va por México que los llevó a obtener 71 diputadas y diputados.