#NoSonIgualesSonPeores

Las últimas semanas han sido catastróficas para el presidente, su partido y sus partidos satélite.

La fachada de austeridad y honestidad que durante años pudo cubrir las verdaderas pulsiones del presidente y su equipo, fue arrasada por una fuerza que, en política, es mucho más poderosa que las de la naturaleza que provocan desastres: la verdad.

Desde distintos frentes el presidente fue mostrado a los ojos de México y el mundo como el personaje de la hipocresía, y sus banderas están siendo desnudadas sistemáticamente con el arribo de los datos que, necesariamente, acaban expuestos a la luz pública gracias a que, muy a su pesar y con grandes dificultades, siguen funcionando los sistemas de contrapesos en los que se asienta la democracia.

La “casa gris” en donde vivió su hijo en Houston y la falta de transparencia en el manejo de la información, hace suponer la existencia de un conflicto de intereses que puede terminar acreditando delitos y corrupción.

Semanas después, la Auditoría Superior de la Federación -rudamente atacada con el tema del costo de la cancelación del Aeropuerto hace un año- desnudó que al gobierno de López Obrador se le han detectado anomalías por 60 mil millones de pesos en la ejecución de sus obras de infraestructura prioritarias, además de las irregularidades por 8,600 millones de pesos encontrados en las empresas estatales responsables de la suficiencia alimentaria (Liconsa, Diconsa y Segalmex).

Es evidente que el actual régimen necesita debilitar a los órganos de fiscalización para impedir que realicen cabalmente sus funciones y, con ello, impedir que la verdad salga a la luz.

En el caso de la Auditoría, la violenta represalia del año anterior alcanzó para que se modificara la estimación del daño debido a la cancelación del aeropuerto; sin embargo, este año la administración no está logrando su objetivo y se limita a afirmar que las cuentas se aclararán, arriando y guardando con vergüenza la bandera de la honestidad.

Por eso podemos afirmar que en este gobierno, ni austeridad, ni honestidad republicana y si mucha corrupción.

#NoSonIgualesSonPeores

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